PLOMO EN LOS ZAPATOS.



                                          PLOMO EN LOS ZAPATOS.



Caminar la vida no siempre es un paseo feliz.A veces nos anestesiamos porque el dolor de cada paso es intolerable, y, otras veces, disfrutamos del recorrido, con la vista perdida, solo dejando pasar lo que hay afuera, viendo sin ver, y viviendo sin darse cuenta.

También hay días en que la vida pesa como una suela de plomo en los zapatos.
Ninguno de nosotros está libre de esas sensaciones.

Cada momento difícil suele multiplicarse por mil a la hora de medir su peso en el ánimo, mientras que la felicidad parece apenas un toque efímero.

No es fácil darse cuenta que, la mayoría de las veces, ese peso con el que cargamos, somos nosotros mismos.

Es fácil poner la culpa afuera. Es más rápido decir que lo que nos rodea nos aplasta que darnos cuenta de que nosotros transformamos el afuera, nuestro afuera, en un infierno interior.

Nos pesa una tonelada no aceptar al otro tal como es, y habilitarnos a partir, a alejarnos, a dejar de tener expectativas que exceden las posibilidades de concretarse.
Esperamos de los demás lo que no nos atrevemos a conseguir por nosotros mismos.
Nos bombardean con mensajes de una vida de placer, de logros, de evasión.
Nos desconectan del único cable que, de verdad, nos mantiene a salvo: de nuestra capacidad de sentir.Lo bueno, lo malo, lo simple, lo complejo, las tristezas, la alegría, la soledad, el desamparo, la satisfacción, el deseo.
Sentir es la única posibilidad de superar esa carga a veces insoportable.Porque sentir es la marca de la vida, de lo que vive, de lo que late.

El que siente, sufre, pero, también, el que siente crea y crece.

Las lecciones que nos hacen evolucionar, madurar y transformarnos, son lecciones atravesadas por dolor, decepción, desencanto y rabia.Pero , también, por esperanza, conocimiento, curiosidad y sorpresa.

El plomo de nuestra lucha interna, puede ser, además de un peso, la forma de recordar que llevamos un contenido y que eso nos vuelve humanos.

No cargamos una cruz en la vida: elegimos lo que llevamos con nosotros...y también podemos elegir, en cualquier momento, lo que dejaremos de cargar, para que nuestro camino sea más aliviado.
Después, de todo...la única lucha válida es aquella que damos por conservar nuestra libertad de optar.

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