Bloqueo de diciembre.


La compulsión a hacer balances emocionales en diciembre es casi un clásico y produce miles de posteos en todos los espacios virtuales.

No voy a hacer una reflexión porque, uno de los fenómenos también frecuentes en diciembre son los bloqueos.

Diciembre nos transforma en autómatas que van de celebración en celebración, de Shopping en Shopping, de supermercado en supermercado, y actuamos bloqueados y alejados años luz de cualquier momento reflexivo.

Hace muchos años que dedico mucho menos tiempo a la compra de regalos, o termino armando el árbol dos o tres días antes del 24 de diciembre.

Hace años que elijo menúes fáciles de ejecutar, y, a lo sumo, innovo con alguna receta nueva de ensalada.

Las reuniones o "despedidas" a las que concurro son aquellas que me juntan con los que han formado parte de mi infancia o mi adolescencia.Reuniones que fluyen con afecto, y con la familiaridad que existe entre aquellas personas que han recorrido juntas los momentos más significativos de la vida. Esos seres con los que se han podido superar discusiones políticas, diferencias de opinión, cambios vitales que a todos nos atraviesan. Con los que se trascendió la distancia o los años de alejamiento. Reuniones íntimas, sin excesos, sin agresiones, con mucha frescura, con mucha familiaridad.

Hace años que tengo claro que, ciertos momentos, pueden ser los últimos en que disfrute de la compañía de familiares muy mayores, y que cada año, la vida me da el privilegio de compartir la mesa con ellas , de que mi hijo construya recuerdos con sus "abuelas" y se fortalezca en su capacidad de comprensión, afecto y empatía por los ancianos.Por "sus" ancianos, los de su Clan.

Al fin de cuentas. el bloqueo de navidad, que nos interrumpe las emociones y nos transforma en autómatas, podría ser la señal de parar un poco, de ser más selectivos con nuestro tiempo y nuestros afectos, y de volvernos un poquito más humanos.








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