SÓLO QUIERO DORMIR...



En las últimas semanas he escuchado con frecuencia esa frase.
No se trataba de consultas por problemas de insomnio.Tampoco de situaciones donde el exceso de trabajo llevara a un agotamiento físico  , mental, o ambos, tan frecuente en estas épocas.
No .Tristemente, no. Y digo tristemente, porque el insomnio y el agotamiento producido por trabajo se pueden resolver con diversas técnicas que van desde unos días de descanso, a un medicamento o a medidas para mejorar la higiene del sueño y dejar de lado  prácticas que son nocivas y que, muchas veces, las realizamos por desconocimiento.
No. Este deseo de dormir es ese grito silencioso de aquellos que llegaron al límite de sus fuerzas físicas, emocionales y morales.
Es esa frase que las personas utilizan, muchas veces, porque sólo nombrar la palabra "muerte" les produce la certeza de que el deseo se volverá realidad.
"Sólo quiero dormir", es la tímida verbalización de algo más oscuro y más profundo, la sombra que no nos atrevemos a mirar a la cara: "Sólo quiero morir".
Por los siglos de los siglos nos han asustado ante la idea de la muerte.Nos han enseñado que el dolor forma parte de morir, y que, en general, la mayoría no desea experimentar dolor, ni hablar del dolor, ni pensar en él.
Por esa razón, solemos padecer el dolor emocional en silencio, con culpa, con rabia por confundirlo con debilidad, con frustración porque queremos" superarlo solos" y nos damos cuenta de que ese tipo de sufrimiento no puede conjurarse en soledad.
Las "ganas de dormir" son el eufemismo que encubre la decepción, la tristeza, la falta de energía o las decisiones equivocadas porque hemos puesto nuestros sueños, expectativas, deseos, capacidades y esperanzas en terrenos infértiles.
Siempre que escucho esta frase, sé que es el momento de empujar. Es el momento de tomar, simbólicamente, esa otra mano y tirar hacia arriba, con fuerza, con energía.
Es el momento de no permitir auto compasión y justificaciones, y de no soltar.
Es el momento de conectar con el dolor de ese otro, aunque se lleve parte de nuestra energía.Yo sé que la recargo rápido (en el abrazo de mi hijo, en los chistes de mi marido, en mis libros más queridos o regando mis plantas) . 
Ese momento, es momento de no temer,es el momento de permitir que el otro se sumerja en sus tinieblas y poder acompañarlo en ese viaje.
Virgilio guió a Dante por todos los círculos del Infierno.
Ese es el rol que elegí.
Elegí ser la voz que ayuda a entender y los ojos que  empujan a mirar en otra dirección.
El abismo es profundo y la promesa de descanso es engañosa.
Cuando sientas que "sólo quieres dormir", sacude la cabeza, busca a tu Virgilio y penetra en el Infierno, bien sujeto de su mano, para salir más fortalecido que antes.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

PLOMO EN LOS ZAPATOS.