SI TE DIGO QUE ESTÁS SOLO.


Me vas a decir que no, que no es cierto.
Me vas a nombrar a un montón de personas a quienes quieres y te quieren, en quienes confías y que confían en ti.
Me vas a decir que soy pesimista, que tiro mala onda.
Me vas a mostrar tus “me gusta” en Facebook y en Instagram, todos tus seguidores y amigos y todos los comentarios llenos de signos de exclamación y tiernos stickers y emojis.
Y tendrás razón…Y tendré razón.
Cuando decidimos un camino, estamos solos.
Cuando elegimos a alguien, estamos solos.
Cuando damos ese paso, cuando abrimos esa puerta, cuando nos engañan, cuando nos engañamos, cuando engañamos.
Cada una de nuestras pequeñas miserias las vivimos en soledad, porque nos da miedo y vergüenza compartirlas.
Los miedos los vivimos en soledad, porque compartirlos sería compartir nuestra fragilidad y las zonas oscuras de nuestra alma, las que no mostramos a nadie.
En el encuentro con nosotros mismos, allí, en ese lugar profundo, estamos solos.
Cuando confesamos lo inconfesable, estamos solos.
No hay nadie a quien engañar, nadie a quien seducir, nadie a quien convencer.
En la más absoluta soledad, tomamos las decisiones más significativas, aquellas con las que tendremos que vivir.
Tratemos de elegir con honestidad, con paz, con reflexión.
Porque no habrá nadie a quien culpar.
Porque al final, siempre estamos solos.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

PLOMO EN LOS ZAPATOS.